jueves, 11 de febrero de 2010

Poema para mi padre

Mi padre sonríe en la puerta.

Amanece sobre el pueblo dormido.

Él encendió las luces de la casa.

Entibió té

Que sorbí distraídamente

Mientras pensaba en vos, amor

En cierta melancolía

Que me produce cualquier viaje.

Como si supiese que, en medio de los tumbos,

los barquinazos

Siempre algo de alma se cae.

 

Él dijo: el aire está claro.

Y luego me acompañó

En silencio.

 

Desde el auto le digo adiós.

 

Mi padre es un niño

Despidiendo un barco de papel

Que sabe precioso, frágil

Las marcas que hizo en mí

al doblar mi corazón como un oregami

ahora son leves.

Ando sin temor al naufragio.

Sé.

Siempre algo de tu alma se cae.

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